En lo que se refiere al diagnóstico, en relación a otras ciudades de Euskadi, España o el arco atlántico europeo, Donostia es una ciudad envejecida, con tasas relativamente reducidas de pobreza e incluso desigualdad, renta elevada, niveles intermedios de desempleo, y bajas tasas de natalidad y de inmigración extranjera. Es además una ciudad relativamente bien dotada en lo que se refiere a equipamientos comunitarios y a servicios sanitarios, sociales o educativos.
Los procesos socioeconómicos y demográficos a los que la ciudad tendrá que hacer frente en los próximos años son también de sobra conocidos: envejecimiento de la población, crisis de los cuidados, precarización del empleo, incremento de la desigualdad, cambios productivos ligados a la digitalización y la globalización, riesgo creciente de segregación residencial, incremento del coste de los bienes y servicios que permiten una vida autónoma… son algunos de los elementos que probablemente definirán el contexto socioeconómico de los próximos años.