El País Vasco cuenta con una sólida tradición industrial que es ya una referencia en Europa. En el marco del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación (PCTI) Euskadi 2020 y su Estrategia de Especialización Inteligente en Investigación e Innovación (RIS3, por sus siglas en inglés) se apuesta por la fabricación avanzada, la energía y la salud. El despliegue de esta estrategia cuenta con herramientas adecuadas como, por ejemplo, políticas de clúster promovidas por la Sociedad Vasca para la Transformación Competitiva (SPRI) y los Centros de Innovación Empresarial de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. En este contexto, nanoGUNE apuesta por incorporar transversalmente la nanotecnología en sectores industriales muy diversos: salud, electrónica, alimentación, automoción, aeronáutica, textil, nuevos materiales y bioplásticos. El gran reto es ahora ser capaces de consolidar una colaboración fluida con la industria que satisfaga las necesidades del presente y nos garantice la competitividad del futuro.
Otro reto importante, y al que alude también José Miguel Ayerza en este mismo blog, es el de la captación y retención de talento. Donostia cuenta ya con unos 5 000 profesionales trabajando en el ámbito de la ciencia y la tecnología, cifra que debería seguir creciendo en la próxima década, ya que al número de investigadores que trabajan en la universidad, los centros de investigación y los centros tecnológicos se deberían sumar los profesionales que se vayan incorporando a nuestras empresas en la medida en la que estas sigan avanzando en un proceso de renovación industrial.